Fue una jornada muy emocionante en la que una docena de participantes llevaron a cabo una lectura colectiva del libro de Lucy R. Lippard Yo veo / Tú significas. (consonni, 2016)
Fue una jornada muy emocionante en la que una docena de participantes llevaron a cabo una lectura colectiva del libro de Lucy R. Lippard Yo veo / Tú significas. (consonni, 2016)
Al hilo del taller de con_textos con Elisa McCausland y Diego Salgado Sobrevivir a la imagen mainstream que realizamos en julio de 2017 en consonni. Os recomendamos este artículo de Teresa Villaverde (asistente al taller) publicado en Pikara Magazine:
Las espectadoras terminamos todos los mensajes: podemos ser críticas y saber por qué consumimos determinados productos culturales. Esto es esencial para analizar el feminismo de masas institucionalizado y vacío que sirve para vender, que ya no es feminismo. Siguiendo algunas propuestas de los críticos Elisa McCausland y Diego Salgado hemos creado una guía breve para analizar el ‘mainstream’ feminista.
Parte del relatograma del taller que hizo Alberto Muriel.
Decía el crítico José Luis Brea que la imagen compone el archivo descriptivo de las realidades de cada época y “oficia entonces de disco duro del mundo” 1. En el disco duro actual conviven videoclips de Britney Spears, memes de Lenin, capítulos de Juego de Tronos y de Velvet, gifs, Marguerite Duras y Steven Spielberg y muchos gatitos. Todo bajo la etiqueta de cultura popular o de masas, corriente principal o, en su angloversión, cultura mainstream. Visto así, el archivo de nuestra época puede parecer un poco cutre. Para mejorar este legado se ha ido imponiendo la estetización, lo cool, la estilización de las imágenes. Obviando lo violento, lo oscuro o lo perverso, la cultura mainstream parece proponer productos fácilmente consumibles, que se adapten al espectador, políticamente correctos y sin potencial subversivo. Ésta concepción de la cultura de masas llevó a un crítico cultural como Theodor Adorno a entender, a principios del siglo XX, que era el mal, el producto del aparato ideológico ganador que alienaba a las masas.
Ayer jueves 15 de junio en la librería La Canibal hicimos una lectura colectiva muy interesante sobre el libro "SGAE: el monopolio en decadencia" con David García Aristegui co-autor del libro y Rubén Martínez investigador y miembro de La Hidra Cooperativa.
Fue una forma de análisis del libro muy interesante, ya que hicimos una mirada crítica al pasado y al contexto cultural catalán, desde lo político y lo teórico. Es un libro que permite lecturas desde diversas perspectivas, y compartiendolo en grupo fue muy enriquecedor.
Muchas gracias a todas las personas que participastéis, nos llevamos para Bilbao unas reflexiones super interesantes!
Compartimos las fotos de ayer y los fragmentos sobre los que hablamos.
Selección de fragmentos
Pág 217
Aunque en muchos medios de comunicación EXGAE se anunció como una alternativa a SGAE, en realidad jamás lo fue. El centro de gravedad de esta iniciativa fue asesorar a todo tipo de bares y comercios sobre cómo no pagar a la entidad de gestión, recomendándoles el repertorio de artistas que no eran socios, pero nunca pudo plantear una alternativa real a la gestión colectiva de derechos. Impulsó iniciativas muy interesantes como la “Carta para la innovación, la creatividad y el acceso al conocimiento” e incluso realizó un acto junto a Antón Reixa en 2012 dentro del festival Free Culture Forum. Pero sus propuestas, muy influenciadas por la cultura libre norteamericana, no tuvieron ninguna recepción ni en SGAE ni en el resto de entidades de gestión.
Quedan restos del movimiento antiSGAE, que suelen activarse cuando se plantean modificaciones relacionadas con la LPI, por ejemplo la encendida polémica por la llamada Tasa Google. Pero después de la sentencia que dictaminó la ilegalidad del canon digital, este movimiento no ha conseguido tener la capacidad de presión que tuvo antaño. Ni la Asociación de Internautas ni EXGAE (luego Xnet y ahora Partido X) mantienen la presencia mediática que tenían hace unos años. Por otra parte, SGAE durante la presidencia de Acosta, decidió mantener un perfil bajo y aparecer en los medios lo mínimo posible, por lo que el movimiento antiSGAE tiene mucho más complicado volver a lanzar campañas tan bien organizadas como “Todos contra el canon”.
Pág 225
Su gran ventaja es que tienen muchísimo margen para mejorar lo que hay […]
Una pequeña brecha puede abrir toda la roca.
Con esta frase la cantautora Anari describe el surgimiento de EKKI (Euskal Kulturgileen Kidegoa), que ha supuesto una nueva ruptura del monopolio de SGAE
Pág 231
Dos años después de comenzar este trabajo, nuestra percepción sobre la propiedad intelectual y sobre SGAE ha cambiado mucho. Tanto es así, que el propio título del libro ha mutado desde el inicial y aséptico “SGAE: historia, funcionamiento y alternativas”, hasta el elocuente “SGAE: el monopolio en decadencia”. Comienza a encajar el puzle y cada vez faltan menos piezas sobre la mesa, pero la imagen que se vislumbra en torno a la gestión de la propiedad intelectual sigue siendo un tanto borrosa.La redacción del libro ha supuesto una tarea enriquecedora pero extenuante, hasta el punto en el que la faceta artística de Ainara se ha visto muy resentida, e incluso en un momento dado David llegó a tirar la toalla. Ainara, que ha tenido que articular a través de charlas, talleres y ponencias todo el caudal de consultas y dudas que recibe, consiguió convencer a David de que era imprescindible acabar el libro y compartir este rompecabezas. Un puzle incompleto, pero que hay que construir entre todas las personas que aman la música, dentro y fuera de la industria. Los derechos de autor no pueden ser un club exclusivo para editoriales, entidades de gestión y autores privilegiados. Todos los autores, y por supuesto, toda la sociedad, tienen que ser partícipes de la manera en la que se protege la creación y se remunera a los creadores. SGAE y el resto de entidades de gestión, insistimos, tienen que recaudar y repartir no más ni menos, sino mejor: de manera consensuada, transparente y con una visión social y generosa de la gestión colectiva de derechos.
Ayer, miercoles 14 de junio en el Fnac Triangle de Barcelona Ainara LeGardon y David G. Aristegui presentaban "SGAE: el monopolio en decadencia" junto con Adriano Galante de Seward, Presidente del Sindicat de Músics Activistes de Catalunya - SMAC! que a modo de introducción nos dejaba estas palabras:
A riesgo de recibir algún cachete posterior a este encuentro, me gustaría
comenzar esta presentación aupando los excelsos currículums de Ainara y
David hablando no tanto de su pasado sino más bien del futuro que me
atrevo a extraer de ellos. Me encanta imaginarme a Ainara dentro de unos
años, recogiendo el premio nobel de economía haciendo una performance
sonora justo la semana después de fundar su propia escuela dedicada a
desenmascarar de pies a cabeza la tremenda complejidad de la profesión de la
música. Tampoco miento si os confieso que me gusta mucho pensar que
David será el primer secretario general del nuevo sindicato de freelancers, del
nuevo sindicato de autores, incluso del nuevo sindicato de community
managers, o de youtubers y/o instagrammers… Retomando, además, su
carrera musical definitivamente, impartiendo cursos sobre cómo abandonar
con honor Twitter de una vez por todas y mudándose por fin al barrio de
Sans.
Como en todos los orígenes de un colectivo _porque este libro es sobre todo
un origen_ voy a ponerme sentimental y os contaré una anécdota sobre mi
relación con SGAE. Hace siete años, tras organizar uno de los primeros diez
conciertos de Seward en la sala Music Hall de Barcelona, recibí un correo de
SGAE reclamando el tanto por ciento habitual de la taquilla que se pide
normalmente a una promotora. Les contesté que yo era el autor de las
canciones ejecutadas en ese espectáculo, y que entre el alquiler de la sala y los
gastos de transporte y dietas no habíamos hecho más de 300 euros pese a
llenar la sala; y que no tenía ningún sentido darles un dinero que luego me
devolverían tras aplicarme su tasa de gestión. Su respuesta fue una serie de
mails de tono tenso y amenazante reclamando la declaración y el pago del
concierto como si jamás hubieran leído el caso que yo les exponía y, sobre
todo, como si no atendieran a razones. Unos meses después, la policía entraba
en la sede de SGAE en busca de Teddy Bautista y compañía. Jamás volví a
recibir una reclamación sobre aquel concierto.
Antes de este fabuloso encuentro con la entidad hija del Sindicato Nacional
del Espectáculo o Sindicato Vertical Franquista pero también colectivizada
por UGT y CNT-FAI en el 36; mi bolsillo únicamente recibía beneficios como
co-autor de varios espectáculos de teatro aéreo y mis visitas a la SGAE allá
por el 2005 sólo habían supuesto vergonzosas negativas presenciales a
registrar obras sin partitura o discos sin editar con una discográfica. Estos
ejemplos son solo una mera excusa para deciros que no dudaría un segundo
en reconocerme un autor de tantos que no ha entendido nunca ni una
centésima parte de lo que significa SGAE, en retratarme como uno de tantos
músicos que no ha sabido descifrar el A+B+C de la propiedad intelectual y
mucho menos de las entidades de gestión y sus extrarradios.
Por eso hoy escribo esta introducción como un agradecimiento a Ainara, a
David y a Consonni no solo por invitarme a esta mesa sino por cada una de
las páginas de su libro y de los que vendrán. Un agradecimiento que también
espero que sea futuro, en nombre de muchas autoras, intérpretes y/o artistas
que pronto tendrán este libro entre sus manos. Como dijo el presidente de
SGAE, Anton Reixa, con un único año de su mandato en 2012, en una
conversación con Ainara incluida en este libro: Hay una opacidad respecto a la
gestión de la propiedad intelectual que es muy interesada. La propiedad intelectual es
compleja, pero lo complejo se tiene que entender.
Cuando terminéis de leer este libro e incluso antes de hacerlo, porque es un
libro que se disfruta mucho capítulo a capítulo, adelantando tranquilamente
por la izquierda la complejidad característica y la permanente desidia ibérica
de lo que representa; quizás querréis ocupar la SGAE y cambiar hasta la
última cortina de sus sedes… No porque este libro anime a levantarse en
armas contra la SGAE, que también, sino porque cumple una función
educativa de denuncia, una función más que necesaria desde hace décadas,
de vital y urgente importancia para un sector artístico deslumbrado hasta la
inmovilidad total por las capacidades utópicas que algunos años del siglo
pasado le ha asignado como por arte de magia.
Volviendo a Anton Reixa, un personaje casi de ficción en SGAE _mi favorito,
por cierto_ y con quien me encantaría charlar durante horas en compañía de
Ainara y David; y sin extenderme en los contenidos del libro para dar paso
agradecido y preferente a sus autoras y a las preguntas del público aquí
presente…
Cito: Para que haya un respeto a la propiedad intelectual en este país
tiene que desaparecer SGAE. Gracias, Ainara. Gracias, David.