Gara, 8 de abril de 2000
Proyectos como el de consonni han optado por penetrar en los dispositivos de la realidad, aquellos relacionados con la comunicación y la sociedad de consumo, los media y funcionar desde dentro de éstos como forma de respuesta.
Como afirma Franck Larcade, principal responsable de este proyecto que lleva funcionando desde 1997, a través de la disolución de los media, aquellos que formatean nuestra realidad, el arte sale del espacio impune de la galería para así pasar a ser más visto aunque paradójicamente sea más invisible. De esta manera, el arte y su lugar de inscripción se desmaterializan, no existe un resultado artístico material, una obra física almacenable en los depósitos olvidados del museo.Para finalizar, a pesar de haber surgido como proyecto a partir de un espacio, una fábrica abandonada en la ribera de Deusto, consonni se desmarca no sólo de la adscripción a un espacio físico concreto sino de ofrecer propuestas contraculturales o explicítamente 'alternativas'. Así, consonni propondrá 'proyectos negociados' desde dentro de los parametros institucionales preexistentes.
El último proyecto de consonni, 'El Gran Trueque', de Matthieu Laurette... se presentó como un programa-concurso televisivo retransmitido por Canal Bizkaia. Siguiendo la lógica absurda común a los programas-concurso, el juego se plantea como una serie de intercambios de objetos que generan una cadena de pérdidas progresivas.
No hay duda de que, ante la pregunta de si consonni logra sus objetivos con éxito con 'El Gran Trueque', la respuesta sería afirmativa: se alcanza una audiencia (50.000 televisores) que en su mayoría no percibe el proyecto como artefacto artístico, pero por la que ya suspiraría más de un gran evento artístico convencional.
El proyecto consonni ofrece una alternativa sin duda refrescante al panorama de las instituciones artísticas en Euskadi.