CONTRA EL ANTROPOCENO

La Vanguardia, 16/12/2019

Jorge Carrión

Como dice Jonathan Safran Foer en Podemos salvar el mundo antes de cenar (Seix Barral), “estamos sufriendo la sexta extinción masiva, a menudo referida como la extinción antropocénica”, el primer cambio climático que no tiene causas naturales, sino artificiales: “la primera crisis climática”. Donna J. Haraway nos acusa directamente en Seguir con el problema (Consonni): “Los escándalos de los tiempos llamados Antropoceno y Capitaloceno son las últimas y más peligrosas de estas fuezas exterminadoras”. Y propone, muy en serio y medio en broma, el concepto de Chthuluceno como una “respuesta feroz a los dictados del Ántropos y el Capital”.

 

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Exponer arte contemporáneo en la Antártida fue una experiencia inolvidable, sin más espectadores que los artistas y científicos de la expedición, las focas y los pingüinos”, me dice Tatiana Kourochkina, directora de la Fundación Quo Artis, que pese a su nomadismo curatorial tiene su base en Barcelona. Se refiere a la Bienal de Arte de la Antártida, que tuvo lugar hace dos años, el proyecto más ambicioso que han realizado hasta el momento: investigar la relación entre arte, ciencia y tecnología, en el marco del Antropoceno y en el lugar más extremo del mundo.

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La crisis climática también se ha vuelto una tendencia central del arte contemporáneo


La crisis climática no sólo se ha situado en la primera línea de las agendas políticas, también se ha vuelto una tendencia central del arte contemporáneo. Desde el Museo del Mañana de Rio de Janeiro hasta The Anthropocene Project, pasando por la última Bienal de Arte de Estambul o las exposición Después del fin del mundo del CCCB y Nosotros los árboles de la fundación Cartier de París, no cesan de proliferar las obras y las exhibiciones que intentar pensar, denunciar, cuestionar o iluminar aspectos de nuestro estado de emergencia planetaria.

También la cultura mainstream se ha hecho eco de ese S.O.S. En muchos programas infantiles se intenta concienciar sobre el calentamiento global. Un niño sufre un ataque de pánico en la serie Big Little Lies después de que un docente explique en clase la magnitud de la tragedia. Y, como nos recuerda David Wallace-Wells en El planeta inhóspito , también películas recientes como InterstellarHijos de los hombres Mad Max: Furia en la carretera crean escenarios postcalentamiento. Tanto la realidad como la imaginación coinciden en recordarnos que, si seguimos así, no podremos escapar de nuestro destino negrísimo.


La Humanidad solamente es capaz del consenso ante una gran amenaza alienígena, externa, con nombre de raza galáctica


Según la ciencia ficción, la Humanidad solamente es capaz del consenso ante una gran amenaza alienígena, externa, con nombre de raza galáctica o de monstruo único. Por suerte o por desgracia, lo que estamos viviendo es ecológico e interno, múltiple y polisémico. Desde que en 2011 The Economist puso en portada el titular “Welcome to the Anthropocene!”, llevando al gran público el nombre de la nueva era geológica en que vivimos, caracterizada por la transformación tecnológica de la Tierra, se han sucedido las impugnaciones. Para muchos no son adecuados para referirse al problema ninguno de los dos nombres más comunes: Antropoceno y Cambio Climático.


Donna J. Haraway propone, muy en serio y medio en broma el concepto de Chthuluceno como una “respuesta feroz a los dictados del Antropos y el Capital”


Como dice Jonathan Safran Foer en Podemos salvar el mundo antes de cenar (Seix Barral), “estamos sufriendo la sexta extinción masiva, a menudo referida como la extinción antropocénica”, el primer cambio climático que no tiene causas naturales, sino artificiales: “la primera crisis climática”. Donna J. Haraway nos acusa directamente en Seguir con el problema (Consonni): “Los escándalos de los tiempos llamados Antropoceno y Capitaloceno son las últimas y más peligrosas de estas fuezas exterminadoras”. Y propone, muy en serio y medio en broma, el concepto de Chthuluceno como una “respuesta feroz a los dictados del Ántropos y el Capital”.