AIDA SÁNCHEZ DE SERDIO




La pregunta: ¿Cómo, desde tu experiencia y perspectiva, las prácticas artísticas construyen esfera pública?

Lo que me permite contestar a esta pregunta tiene que ver en parte con mi experiencia como formadora en la facultad de Bellas Artes. Pero, aunque mis referencias proceden de este ámbito, esta pregunta se puede contestar desde muchos otros puntos de vista.

Lo que está en juego es cómo definimos la esfera pública. Qué tipo de discursos, sujetos, modos de expresión y tiempos se permiten en ella. Estoy suponiendo que nos referimos una esfera pública que dé cabida a diversas voces, a sujetos que no suelen tener lugar en los marcos hegemónicos. Las prácticas artísticas pueden contribuir a construir este debate público de maneras muy diversas. Una puede ser, de manera más inmediata y obvia, la obra misma (por llamarla de alguna forma). Una producción artística puede contribuir en debates o incluso generarlos. Sin embargo, esto puede estar más allá de la voluntad del artista. Hay producciones artísticas que tienen significación en debates ajenos al debate original del que participaba el autor. Cuando se interviene en una esfera pública, qué debate se origina y quién lo recoge, a veces no está bajo el control de la persona que emite ese enunciado.

Por otro lado, la parte para mí más interesante de la posibilidad de producir esfera pública desde las prácticas artísticas está sobre todo en los modos de hacer, en cómo operamos en el campo del arte. Es fundamental la cuestión de cómo nos constituimos como profesionales en el ámbito de la producción artística, con quién trabajamos, de qué maneras, bajo qué condiciones, para producir qué narrativas, dentro de qué marcos discursivos… Aunque es importante aquello que tiene que ver con la producción simbólica y discursiva de discusión, más importante es el cómo trabajamos, en qué estructuras, relaciones, modos y regímenes económicos y cómo luchamos desde ahí. De manera que podría haber producciones artísticas que están generando un debate temático muy interesante pero que en sus modos de hacer son totalmente corrosivas para una cultura sostenible, deliberativa y de debate. Las prácticas artísticas están siempre involucradas en debates que ya son públicos y en los que hay que adoptar un compromiso participando de las discusiones que se mantienen acerca del papel de la cultura en la contemporaneidad y del papel social que desempeña el arte, ya que cualquier práctica artística tiene efectos sociales y/o económicos.

En la formación de artistas, sobre todo en los primeros cursos, el alumnado viene con la idea de que el arte es una vía de expresión personal (nadie puede negar sea así en cierta medida), pero suele haber una cancelación total de la dimensión de producción y de las condiciones de la misma. Suele considerarse algo prosaico, el mal que hay que asumir para poder expresarse. Comprender que eso es el núcleo de tu trabajo requiere un aprendizaje que se produce con los años. Es por eso por lo que quería reivindicar sobre todo las condiciones de trabajo y los modos operativos, porque es lo que se tiende a olvidar en esta mistificación del arte como espacio de la estética y la expresión.