El Correo, viernes 17 de septiembre de 2004
No parece que la solidaridad pueda encontrar un resquicio en el sofisticado mundo de la pasarela, y sin embargo las apariencias engañan, literalmente. “ El lujo se ve desde fuera. Nosotros sólo pensamos en trabajo y objetivos ”, asegura la diseñadora bilbaína Miriam Ocáriz. Ella también se ha unido a la productora de arte contemporáneo consonni en un proyecto que llama la atención sobre este negocio, los hábitos de consumo que genera y su contraposición con un mundo que permite grandes desigualdades. (...) “ Es una iniciativa casi política porque queremos que el consumidor se plantee que esta dinámica de modelos carísimos y uso fugaz también es un estilo de vida y que, quizás, haya que replantearla y cambiar ”, sugiere María Mur de consonni.(...) “ Es un salto cualitativo ” apunta Cristina Larrayoz, coordinadora comercial de Berohi. “ Apoyaríamos la inclusión de los más desfavorecidos con una oferta de moda que integraría reciclaje y diseño atrayente, y rompería con el consumo elitista ”. Una respuesta positiva del público sería capaz de alentar la ambición de los convocantes. “ Nos planteamos crear un centro estable de producción, autosostenible y generador de trabajo ”. En París ya funciona la marca Kloeska, originada a partir de una experiencia similar e impulsada por inmigrantes africanos. “ no queremos negar el valor del creador, tan sólo aportar una alternativa que lo asuma sin encarecer el producto ”.