El relato que da título a este libro tiene su origen en un taller de escritura que compartió con la filósofa estadounidense Donna Haraway. De allí salió la idea de las Camille de Haraway y, posteriormente, los Ulysses de Despret. Filósofas empeñadas en defender, por todos los medios creativos a su alcance, la posibilidad de una convivencia más-que-humana. Despret es una pensadora-creadora entregada a la práctica más genuinamente filosófica: la de la infinita curiosidad.